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¿Les había contado porqué me llamo Titirititonga?

  • Foto del escritor: titirititonga
    titirititonga
  • 7 jun 2016
  • 4 Min. de lectura

Titirititonga, muchos me dicen que es difícil de pronunciar, otros cuando lo leen, lo repiten varias veces hasta que les sale. Sí, es verdad, es difícil de pronunciar, pero es pegajoso, se siente hogareño, cálido y musical. ¿Cómo nace? Por donde empiezo, por el nombre, el concepto, la idea o la empresa.

Empecemos por el nombre. Titirititonga, es como mis sobrinos y cuñada me dicen de cariño. Lo llevo usando hace tiempo. Mis amigos fotógrafos, me conocieron en los diferentes foros en Puerto Rico con este nombre, a muchos de ellos se les hace difícil llamarme Nilda, me dicen Titi, abreviando el Titirititonga. ¿Cómo paso de un apodo en los foros de fotografía a la cocina? Un día, en las muchas conversaciones casuales que se tenían en Borders (estaba cotejando un libro de cocina), comenté sobre el apodo Tititititonga. Mi interlocutora era una persona que trabajaba en mercadeo. Le encantó, me dijo que era bien comercial y pegajoso. El comentario se quedó dando vueltas en mi memoria. Pasa el tiempo, empiezo a vender brazos gitanos y otros detalles. En las tarjetas solo usaba mis postres y picaderas.

Los brazos gitanos se vendían, a la gente le gustaban, en las fotos se veían sabrosos. Había que darle forma a mis postres y picaderas. El nombre era muy genérico. Haciendo una tormenta de ideas sin hacerla, recordé la conversación casual. Tittiritotonga se convirtió en el nombre oficial de mi empresa / pasatiempo.

Al principio era Titirititonga, mis postres y picaderas, ¿por qué? Mi gente me conoce por estos detalles. Los postres, algunos han estado conmigo desde que yo me acuerdo, son tradiciones de familia. Empecemos por el brazo gitano, no es solo parte de mi tradición, si no parte de la cultura culinaria de Puerto Rico. Todos lo conocemos en sus diferentes versiones. La mía, la receta clásica del libro de Cocine a gusto de Berta Cabanillas. Mi edición, fácil tiene 50 años, lo heredé de Mami, se le ve el uso. ¿Qué lo hace diferente? La harina que uso, la técnica de batir las claras y la bautizada de la pasta de guayaba junto con otros secretos e inventos.

Mi clásico y favorito de mi prima Marisol: los acanelados. Un bizcocho que no sabemos de dónde viene ni cual es su raíz. Solo tengo el recuerdo vago de aquella casa verde con balcón alrededor que se llegaba bajando por una entrada al lado de lo que era el antiguo casino o la casa Seín en Lares. Donde un grupo de doñas, como se conocían a las treintonas en los años 60, tomaron una clase de repostería. No sabía quien había dado la clase, hasta que en estos días hablando sobre los acanelados, mami comentó que Elsa Lizardi era la que había dado la receta y la clase. Elsa se fue con el secreto de donde vino la receta.

Los acanelados son un bizcocho con china o limón, relleno de leche condensada, envueltos en canela y azúcar. ¡Uuuummmmmm! Divinos. Como dice Chimo, son suaves y crujientes a la vez. ¿Crujientes? Si, se eres de los que los conoces, te preguntarás de donde sale lo crujiente. Ese es uno de mis toques.

Los merenguitos, un reto superado y perfeccionado. Siempre me gustaron, pero por años no me salieron. Conseguí la receta perfecta, más que los ingredientes, la técnica para hacerlos. La consistencia de las claras, como añadirle adecuadamente la azúcar, el molde correcto y la temperatura ideal. De ahí, a los inventos de sabores: guayaba, parcha, limón, etc.. El siguiente paso: las decoraciones.

El bien me sabe es un postre y típico puertorriqueño algo olvidado. Así fue que entró en mi lista. Mi amiga, Isa de Isas’s Bread me comentó que hacía tiempo que no lo veía. Comencé a investigar y a buscar recetas. ¿Desde cuándo este bizcocho forma parte de la cocina puertorriqueña? En record desde mediados del siglo XIX. Aparece en El Cocinero Puerto – Riqueño ó Formulario, Primera edición 1859. La base es un bizcocho esponjoso bañado con una crema de coco. Mi otro favorito de la cocina puertorriqueña: la cazuela. Batata, calabazo, leche de coco, Me encanta.

Las delicaditas de limón las probé por primera vez en la despedida de soltera de mi prima Lizzie. Me acuerdo como hoy en el plato que estaban, la mesa y la maravillosa vista. ¡Que era aquella la mezcla de algo ricamente tostado y dulce con la crema suave y agria con sabor a limón! Se me hace la boca agua el solo recordarlo.

La torta cubana, uno de los legados del titi Rosi, la hermana mayor de papi, fanática de la cocina. La receta está en su libro, que ahora me acuerdo el nombre, fue un regalo que tio Pedrito (hijo de titi Rosi y primo de los mayores) le hizo. Titi Rosi lo compartió con su familia y las allegadas. Como toda buena historia tiene un enredo, este libro también. Siempre oí que “X” chef de los 60 lo plagió. Nunca averigüé los detalles, ni investigué si el rumor era cierto. Volviendo a la torta cubana, torta real o panetela es un bizcocho relleno con pasta de guayaba. Fácil de hacer y más fácil de comerlo. Pregúntenle a mi sobrino que pude comerse uno en un día. (¡Tanto que la hago y no tengo foto!)

Es así que van llegando las recetas a mi, heredadas, por tradiciones, probadas en mis viajes o simplemente ojeando un libro de cocina como los negritos de chocolates. Y en el proceso de compartirlos, darlas probar, llevarlos a regalo a una invitación es como van surgiendo, convirtiéndose en Titirititonga por Nilda Paralitici.

 
 
 

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